domingo, 16 de diciembre de 2012



CHICLAYO CANCEROSO
Mirko Lauer
             El asesinato de José Montalván, alcalde de Casma, ha sacado a la luz un nuevo avispero de corrupción policial. Por lo pronto la investigación ha tenido que ser encargada a policías llegados desde Lima. El argumento ha sido técnico, pero es razonable pensar que también ha sido por desconfianza frente a la policía local.
            Humberto Acuña, presidente regional de Lambayeque, ahora pide reorganizar a la policía en Chiclayo, y sostiene con todas sus letras que hay policías vinculados a Aureliano Bonilla (a) “Viejo Paco”. Este individuo, una suerte de acaudalado delincuente, es sospechoso de orquestar el asesinato del alcalde Montalván.
            Pero además se le atribuye ser cabecilla de una banda de extorsionadores en la construcción civil, haber asesinado a no menos de 30 obreros en el proceso, y puesto en marcha otros delitos varios como el robo a la Cruz de Motupe o el asesinato de la secretaria de un juzgado chiclayano. Se necesita tiempo, y muchos policías amigos, para semejante racha de crímenes.
            Pero hay más. Maritza Mocarro, consejera regional, afirma que Bonilla es propietario de ocho empresas de transporte que ejercen un ilegal monopolio en la zona, montado en base a amenazas a los funcionarios del ramo. Los primeros arqueos hablan de una fortuna de S/.10 millones, y de un moderno arsenal.
            Debemos suponer que con esta sola captura de Bonilla, sus testaferros y sus sicarios, se produce una parte de la reorganización que reclama el presidente regional. Sin embargo, llama la atención que los reflectores estén omitiendo los nombres de los policías, altos mandos de todas maneras, que acompañaron al hampón en su larga trayectoria.
            Pero no solo policías. Para semejante impunidad se necesita también la colaboración activa de autoridades civiles, judiciales, medios de prensa. No en vano la banda recién intervenida es llamada “La gran familia”. Salvo que Bonilla haya tenido a toda una capital de región y sus alrededores bajo amenaza de muerte.
            Cabe notar que Bonilla ha operado parodiando la forma del grupo económico convencional. En su caso la diversificación de las actividades criminales combinando lo legal y lo ilegal. No descartemos que se haya dedicado incluso a asaltar a su propias unidades de transporte por el camino, o a asesinar a obreros de sus propias construcciones.
            De todo esto se desprende que la reforma anticorrupción en la policía está a la orden del día (desde hace años, en realidad), y es una tarea más complicada que el cuento chino de separar con guantes de seda a los “malos policías”. Hay bandas organizadas allí adentro, perfectamente capaces de sobrevivir a “Viejo Paco”, y construir uno nuevo.

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