jueves, 13 de diciembre de 2012



SIEMPRE EN EL RECUERDO
Marisol Sembrera Campos
 
            Para todos los que en el transcurrir de tu corta vida, compartimos al lado tuyo tus alegrías, tristezas, molestias e inmediatas reconciliaciones es un gran dolor el conocer la triste realidad del dìa de hoy, día en el cual Dios, nos alejaría para siempre de tu alegre presencia y de tu invalorable fuerza cuando le hiciste frente a tu enfermedad. Hoy tomo estos minutos con la mirada infinita para poder escribirte yo diría al regazo de la gloria por tu enorme valentía, tenacidad y alegría al enfrentar la lucha contra ese cáncer, que difícilmente pudo doblegarte y alejarte de nosotros, es así que bien recordándote estuve contigo el día 20 de mayo de este año conversando y doy mérito a tu valor y sencillez de mujer que habiendo recorrido numerosos caminos en tu vida y encontrarte en esos muchos senderos con esta enfermedad que también me alejó de mi madre no diste tregua a que lo lamentable hubiese pasado mas antes en tiempo, mas si distes una lucha sin  cuartel.
            Te recuerdo hoy y lo haré siempre con tu haber de alegría que siempre te hacía distinguirte entre muchos o muchas. Tu afable expresión, tu sincera sonrisa, tu modestia, tu disposición a vencer lo invencible esa tu actitud de optimismo y disposición frente a todos los obstáculos que Dios puso en ese tu corto camino te caracterizaran siempre por siempre y espero seas el ejemplo a seguir. Si bien es cierto la última vez que te vi y la cual platiquemos mucho y de todo, nunca te oí decir que no podías vencer tu enfermedad; siempre me respondiste “estoy intentándola” “lo intentaré” "yo soy la dama de hierro y conmigo este cáncer no podrá" ”yo no le tengo miedo a la muerte porque vivo la vida". Y después de dejar tu cuarto y caminar lentamente por unas escaleras pensaba que así fuiste siempre, así eras, vivías cada día como si fuera a vivir mil más y nos hacías llegar constantemente  tu fuerza y alegría con una infinita positiva visión de que tu vida parecía ser eterna.
            El destino estaba escrito y nada pudimos hacer para cambiarlo, por favor recuerda que así como te nos fuiste, algún día nos encontraremos en otro mundo, hoy y siempre nos sentimos felices de haberte conocido. Que dios te tenga en su gloria primaza Llaqui.

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