LA HIPOCRESÍA DE LOS HIJOS
Duela a quien le duela...
En consecuencia, debes tener en cuenta que darle a tus padres SIN ESPERAR QUE LOS DEMÁS APORTEN siempre será importante, lo malo es que en esta vida no todo es dinero. Es una compañía a su lado, una conversación durante el desayuno, comida o cena, una ayuda en su hogar, ver y revisar qué es lo que tu padre o madre necesita, preguntar qué hace falta, en qué te puedo ayudar, tomarse un día libre para disfrutar de una amena tarde conversando mientras degustan de un buen café y se deleitan con la compañía de sus adorables nietos.
Pero muchos ponen pretextos:
–NO TENGO DINERO.
–ELLA O ÉL TIENE PENSIÓN.
–NO SOY SU ÚNICO HIJO.
–NO TENGO TIEMPO PARA VERLOS.
–TENGO MUCHO TRABAJO.
–SE ME DIFICULTA IR.
–VIVEN DEMASIADO LEJOS.
Lo absurdo es que, cuando los ves en
el ataúd, en ese momento sí tienes o buscas dinero, sí tienes tiempo, dejas
tirado el trabajo y no se te dificulta ir al velorio y al sepelio; solamente en
esa situación sí tienes todo el tiempo del mundo para estar con ellos, cuando
tu ser querido YA NO TE PUEDE VER, OÍR, SENTIR, NI ABRAZAR O BESAR.
Recuerda esto: Que con la gratitud que ayudes a tus padres será la misma que tus hijos lo harán por ti, la manera que hoy los trates será la misma que recibirás mañana de los tuyos.
Honra
a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te
vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
(Efesios 6:2).
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