CUANDO EL CAFÉ SE PONE TRISTE
Prof. Manuel Yoplac Acosta
En una
carta anterior relacionada con la problemática del café, concluimos que
la baja de precio de más de la mitad respecto a los últimos años, así
como los efectos de la plaga de la roya; ha hecho que la situación del
pequeño campesino sea crítica y compleja. http://www.reinadelaselva.com.pe/?p=9225
En esta carta quiero hacer algunas precisiones en torno a la crisis del café y el futuro del mismo.
Primero.
El sistema vigente a través en su política económica global, impone que
los países pobres produzcan “productos orgánicos” a fin de que los
países ricos compren dichos productos, que a demás por lo general pasan
muchos controles de calidad.
Segundo.
El Estado peruano en los últimos años, ha impulsado el cultivo de
muchos “productos de agro exportación”, siendo el café la abanderada,
tanto así que el gobierno en el año pasado señaló que el café representó
el 25% de la agro exportación y jamás advirtió de la crisis venidera.
Tercero.
En este contexto es que muchos campesinos incrementaron y modernizaron
su producción, surgiendo grandes, medianos y pequeños productores del
grano rojo a lo largo de nueve regiones del Perú en la cual también se
incluye a Amazonas.
Cuarto.
En la región Amazonas casi la totalidad de los productores son
pequeños, pues no pasan de 2 ó 3 hectáreas y tampoco no se ha
introducido la tecnología, tanto en el proceso del cultivo, despulpado y
secado; sin embargo la mayoría de estos pequeños productores dependen económicamente del café.
Quinto.
La gran mayoría del campesinado de los temples y valles de Amazonas,
prácticamente se han dedicado en los últimos años solo al cultivo del
café, este monocultivo ha hecho mucho daño a la tierra y a los ingresos
de la familia, pues con el dinero que generaba la venta del grano rojo,
la familia compraba casi todo para su alimentación y satisfacción de
otras necesidades.
Sexto.
Hubo un tiempo en los valles y temples que el café ya no era rojo, sino
era verde; es decir al campesino ya no le importaba el café en sí, sino
en el dinero que provenía del café, situación que ha generado una
ruptura espiritual del campesino con la tierra.
Séptimo.
Esta dependencia del campesino del grano rojo, hoy ha generado una gran
contradicción, pues no se resiste a renunciar si quiera en parte al
cultivo, y como el gobierno viene al menos evaluando técnicamente la
roya y seguramente ofreciendo apoyo económico a través de préstamos, el
campesinado en general sigue esperanzado en que la situación del café
mejorará.
Octavo.
Es importante señalar también, que el Estado y el sistema impulsan el
cultivo del café, en marco de la “lucha contra el cultivo de la coca”,
de ahí su interés del gobierno en “apoyar al campesinado”, sin embargo,
este apoyo es considerado como mínimo por los mismos agricultores.
Noveno.
Existe la necesidad de trazar rutas de solución al problema, no solo
obedeciendo las rutas trazadas por el Estado y el gobierno; sino rutas y
caminos a trazar por los mismos campesinos organizados. En la siguiente
carta trataremos y analizaremos estas rutas posibles en torno a la
crisis del café, especialmente del pequeño campesino amazonense.
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