MEMORIAS DE MI PUEBLO
CAMPORREDONDO EN MI CAJA DE RECUERDOS
No
puedo decir que casi a diario pero sí con frecuencia me asalta el
deseo de abrir mi caja de recuerdos y poder husmear todo lo que
contiene, la caja de mis recuerdos es mi mente y mi corazón, donde
guardo mis mejores y peores sueños, mis mejores y peores ilusiones,
pero con hidalguía los guardo por que forman parte de estos 35 diría
cortos años. Cuando me atrevo a abrir la tapa saltan en tropel y muy
desordenados todo lo que dentro de ella se contiene. Dios....
¡¡¡cuantas cosas en verdad. Mi etapa de colegio allá por los años
de los noventa, muy popular por cierto, mi amor al deporte, muy
ganador por cierto, mil recuerdos casi olvidados, pero bien
conservados en esa mi caja de recuerdos. El que sale hoy con mas
fuerza es mi pueblo, mi pueblo de Camporredondo, que gracias hoy al
aporte de diversos paisanos hemos logrado encumbrarlo para ser
conocido en todo el mundo, gracias a la capacidad profesional y
empresarial de varios conciudadanos, saber que existe este pedacito
de Perú llamado Camporredondo, nuestro gran Camporredondo. Viví los
mejores años de mi vida aún cuando no era muy conocido y recuerdo
que antes del año 1992 aún sin tener su vía carrozable habría que
enseñarle a las aśemilas a mantener su derecha por que el sueño de
hacer llegar su carretera y con ella los vehículos, era un sueño
real y vaya desde acá los agradecimientos a todas aquellas personas
que lucharon por ello. Las calles eran todas sin asfaltar con la
huella, muchas de ellas profundas del casco de las asémilas y a
partir del año 1992 ya con el de las ruedas de los carros,
herramientas únicas de la vida comercial, agrícola y de servicio de
transporte para todos nosotros poder viajar ya se dentro o fuera del
departamento. Hablo, de verdad con mucha nostalgia, de cuando los
niños vivían en las calles, con sus juegos de trompos, el kiwi con
las latas vacías de la leche, las canicas (bolichas) ya sea de
cristal o frutos recojidos de la planta del choloque, la pelea de
dundurres, las pelotas hechas de pocochas secadas al sol que no eran
mas que el depósito biliar de los cerdos, las pelotas de trapo
mayormente confeccionadas de las medias pantis de la mamá o la
hermana jajajaja, acciones de niños que llenaban la vida con su
alegría y sus juegos a todos los que logremos verlos. Esos juegos de
la niñez camporredondina, que mirándolos con la perspectiva del
tiempo, creo ha constituido una parte fundamental en la vida de este
pujante pueblo. Todo ello ligado a la presencia de buenos padres y
madres de familia que fueron la influencia vital en el devenir de los
fundamentos de la educación, de la juventud que hoy ya no es.
Juventud , claro. Se me ocurre y ya se le habrá ocurrido a mas
gente, hacer un estudio sobre los juegos que han sido y ya no
son,sabemos que hay muchos pero con el aporte de ustedes espero
escribir una segunda parte. Regresando a nuestra gente, recuerdo las
mil maneras que tenían de ganarse la vida. La venta de leche
ambulante, la rica chica fermentada con chancaca, los dulces de las
mejores panaderas, por mencionar las famosas turcas, las champas, etc
que mucha gente hoy la conoce con otros nombres pero que la menciono
por que era con esos nombres cuando hacíamos los pedidos a la Sra.
Fredesbinda y a la Sra. Virginia en el mercadito del pueblo. Ya en
las fiesta de junio o noviembre aparecía el vendedor de una pomada
que lo curaba todo decía que la extraían de la serpiente y te
imponía además de eso el juego del chulo chulo, un abrazo amigo
Cirilo que hoy después de tanto tiempo lo encontré en el distrito
de Ocallí pegado a sus gallos y no se donde dejo la caja del chulo
chulo jajajajaja. Recuerdos de mi pueblo que seguiré escribiendo
poco a poco, seguiré mañana. Prometido.
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