lunes, 1 de abril de 2013

MEMORIAS DE MI PUEBLO
CAMPORREDONDO EN MI CAJA DE RECUERDOS

No puedo decir que casi a diario pero sí con frecuencia me asalta el deseo de abrir mi caja de recuerdos y poder husmear todo lo que contiene, la caja de mis recuerdos es mi mente y mi corazón, donde guardo mis mejores y peores sueños, mis mejores y peores ilusiones, pero con hidalguía los guardo por que forman parte de estos 35 diría cortos años. Cuando me atrevo a abrir la tapa saltan en tropel y muy desordenados todo lo que dentro de ella se contiene. Dios.... ¡¡¡cuantas cosas en verdad. Mi etapa de colegio allá por los años de los noventa, muy popular por cierto, mi amor al deporte, muy ganador por cierto, mil recuerdos casi olvidados, pero bien conservados en esa mi caja de recuerdos. El que sale hoy con mas fuerza es mi pueblo, mi pueblo de Camporredondo, que gracias hoy al aporte de diversos paisanos hemos logrado encumbrarlo para ser conocido en todo el mundo, gracias a la capacidad profesional y empresarial de varios conciudadanos, saber que existe este pedacito de Perú llamado Camporredondo, nuestro gran Camporredondo. Viví los mejores años de mi vida aún cuando no era muy conocido y recuerdo que antes del año 1992 aún sin tener su vía carrozable habría que enseñarle a las aśemilas a mantener su derecha por que el sueño de hacer llegar su carretera y con ella los vehículos, era un sueño real y vaya desde acá los agradecimientos a todas aquellas personas que lucharon por ello. Las calles eran todas sin asfaltar con la huella, muchas de ellas profundas del casco de las asémilas y a partir del año 1992 ya con el de las ruedas de los carros, herramientas únicas de la vida comercial, agrícola y de servicio de transporte para todos nosotros poder viajar ya se dentro o fuera del departamento. Hablo, de verdad con mucha nostalgia, de cuando los niños vivían en las calles, con sus juegos de trompos, el kiwi con las latas vacías de la leche, las canicas (bolichas) ya sea de cristal o frutos recojidos de la planta del choloque, la pelea de dundurres, las pelotas hechas de pocochas secadas al sol que no eran mas que el depósito biliar de los cerdos, las pelotas de trapo mayormente confeccionadas de las medias pantis de la mamá o la hermana jajajaja, acciones de niños que llenaban la vida con su alegría y sus juegos a todos los que logremos verlos. Esos juegos de la niñez camporredondina, que mirándolos con la perspectiva del tiempo, creo ha constituido una parte fundamental en la vida de este pujante pueblo. Todo ello ligado a la presencia de buenos padres y madres de familia que fueron la influencia vital en el devenir de los fundamentos de la educación, de la juventud que hoy ya no es. Juventud , claro. Se me ocurre y ya se le habrá ocurrido a mas gente, hacer un estudio sobre los juegos que han sido y ya no son,sabemos que hay muchos pero con el aporte de ustedes espero escribir una segunda parte. Regresando a nuestra gente, recuerdo las mil maneras que tenían de ganarse la vida. La venta de leche ambulante, la rica chica fermentada con chancaca, los dulces de las mejores panaderas, por mencionar las famosas turcas, las champas, etc que mucha gente hoy la conoce con otros nombres pero que la menciono por que era con esos nombres cuando hacíamos los pedidos a la Sra. Fredesbinda y a la Sra. Virginia en el mercadito del pueblo. Ya en las fiesta de junio o noviembre aparecía el vendedor de una pomada que lo curaba todo decía que la extraían de la serpiente y te imponía además de eso el juego del chulo chulo, un abrazo amigo Cirilo que hoy después de tanto tiempo lo encontré en el distrito de Ocallí pegado a sus gallos y no se donde dejo la caja del chulo chulo jajajajaja. Recuerdos de mi pueblo que seguiré escribiendo poco a poco, seguiré mañana. Prometido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario